Hacía mucho tiempo que no me sentaba a "trabajar" con toda la tranquilidad que amerita la parte ejecutiva del proceso creativo. Hasta que hace poco sucedió lo inevitable y entré en una crisis creativa, durante la cual llegué a cuestionarme seriamente mi capacidad para "crear", algo que siempre creí que era parte de mi vida de repente no aparecía y era porque la había dejado a un lado marginada por haberme concentrado más en otras cuestiones de la dinámica laboral. Empecé a perder condición, o al menos eso es lo que pensaba, hasta que una noche platicando de mis penurias a mi buen amigo Fernando Jara, quién a demás de ser un excelente diseñador, posee una calidad humana impresionante. El caso es que fue el quién me hizo ver que la creatividad no necesita de mucho tiempo y espacio, a veces con el simple hecho de JUGAR estamos creando y sobre todo me hizo ver que incluso ese proceso de creativo debe ser algo DIVERTIDO. Y así empezó todo de nuevo, a través de un juego volví a experimentar ese placer de divertirme mientras hago lo que más disfruto hacer: CREAR y sentirme con todo el ímpetu de seguir y no detenerme por nada, dedicando cualquier momento del día a mi más grande pasión. DISEÑAR.
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